EN BUSCA DE MI CONOCIMIENTO
Es la una de la tarde de un sábado fatídico, saliendo de un salón oscuro donde nunca brillo la clase mediocre de aquel profesor, de un curso que solo me servirá si quiero ser editor.
Mis compañeros salen del local donde estudiamos, como hormigas despavoridas del agua, esperando tomar el bus que llegue más rápido a su casa para poder tomar una siesta ya que en el anochecer acudirán a una fiesta.
Mientras yo me encuentro pensando entre la avenida Tacna con Colmena a donde dirigirme a buscar un libro.
Toda la semana estuve pensando e investigando en Internet las obras de Erich Fromm y Herbert Marcuse, en el único lugar donde podría encontrar sus obras serian en el viejo cementerio de libros; Amazonas.
Y parto el viaje del punto que me encuentro hasta mi paradero final es un aproximado de 15 cuadras, en días de semana que voy con mis amigos de Sociología nos vamos charlando de temas de política, psicoanálisis, o tal vez de algún problema de actualidad. Pero cuando parto el viaje solo, lo único que me acompaña es el humo del tabaco que llevo en la mano.
Caminando entre las calles limeñas, observo aquellos balcones donde personas importantes a la época se asomaron, paso por la plaza donde se consagra el centenario de nuestra independencia; plaza San Martín, pensando por Jirón de la Unión escucho a los artistas corporales llamando a su clientela, levanto la cabeza y veo el Palace Concert donde Abraham Valdelomar decía: "El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, en el Jirón de la Unión esta el Palace Concert y en el Palace Concert estoy yo"

En la plaza mayor paso entre turistas y bricheros, que entre la pendejada y el cinismo, buscan un rato de diversión. Mientras que caminando en la Avenida Abancay, tengo que cruzar entre los miembros de una manifestación y cubrirme si el gas penetra mi nariz.
Llegando a mi destino tengo que pasar entre la feria de mochilas porque la calle aledaña está lleno de criollos pendencieros.
Cuando entro a la feria de libros, empiezo mi recorrido entre los cuatro pasajes en zigzag. Busco entre varios puestos libros de todo tipo de mis autores favoritos, de ensayos y algunos clásicos peruanos que son necesarios para entender la realidad nacional.
Mi primera parada es donde un tío gruñón que vende los libros baratos pero no tiene mucho bagaje cultural, la segunda parada es donde la señora que yo llamo la rusa que tiene un acento Alemán pero en realidad es oxapampina, ella tiene los mejores libros y mas difíciles de conseguir de los breviarios del Fondo de Cultura Económica, la tercera parada es una señora que tiene muy buenos libros pero es un toque caro. Las otras paradas son por libros de ocasión.
Tal vez mi biblioteca tenga libros como se dicen: caletas, casi ningún libro de mi colección fue dejado por un profesor en clases. En mi cuarto tengo apilado mis libros tal vez porque la universidad no me deja mucho tiempo para leer. Como diría Antenor Orrego quizás yo sea un Rastacuerista (persona que compra libros y no los lee). Pero yo si los leo en su mayoría y tengo tema de debate.
Llega lunes, paso toda la tarde leyendo mis libros que compré el sábado, hasta que sean las 7:45 de la noche y me voy de la universidad para llegar al cruce de Alfonso Ugarte con Bolognesi, donde esta el gordo, dice el mito de este personaje de quien se duda su pasado; ex miembro de las filas senderistas. Apenas le llega nueva mercancía lo vende a un precio módico.
Tal vez esta travesía se repita de semana en semana, haciéndose un hábito y para mí una forma de vida, que se complementa con mis debates con mis amigos de sociología acompañados de un licor. |